Foto: El Berbés, el corazón de una ciudad |
el mañana, me impide ver el ahora;
las carreras: ceguera de última hora,
me esconden la soledad de tu boina
negra, otrora fabricante de historias.
Y me convierto en un náufrago idiota
de un mar vacío de hombres y gaviotas;
de velas y de honra; de victorias
y derrotas cuando niego al marino
que, encarcelado más allá del viento
entre rejas de oscuridad y olvido,
intenta rememorarte en silencio
navegando a bordo de tu navío
con rumbo decidido: “¡mar adentro!”.
por Balueiro
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