El mal del siglo XX, heredado en el XXI se llama plástico. Ha tenido que llegar al mar e inundarlo todo; ha tenido que aparecer en los peces que nos comemos; ha tenido que llenar de basura las playas en las que nos bañamos y se bañan nuestros hijos para que la comunidad internacional comience a ponerse las pilas. Está claro que más ecologistas que nosotros eran nuestros abuelos.
Además de las iniciativas de recogida de plásticos en el mar, de las que ya nos hemos hecho eco de unas cuantas en este blog, surgen las investigaciones para buscar alternativas a los plásticos y muchas de ellas tienen su punto de mira en el mar y ahí encuentran su inspiración. Es el caso de la surgida en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) de México en la que una joven estudiante, Dalila Rubicela Cruz, ha desarrollado materiales elaborados con escamas de pescado, de diferentes texturas y resistencias, para reemplazar el uso de plásticos. Según informa la Agencia informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología el proyecto surgió ante la necesidad de proponer alternativas biodegradables que pudieran sustituir materiales plásticos utilizados en el envasado y embalaje de productos.
“En mi tesis de licenciatura investigué adhesivos naturales. El que llamó más mi atención fue el elaborado con cola de pescado porque, además de que es un material ecológico, me permitiría trabajar con desechos que se generan en la producción de tilapia (Oreochromis niloticus) en el campus Amazcala de la UAQ. Después, en la literatura encontré intentos en Europa de hacer plásticos con escamas de pescado, lo que me pareció algo muy interesante”. En este sentido, la investigadora explica que la composición de las escamas de pescado se basa en una estructura de colágeno, que actúa como polímero natural, e hidroxiapatita.
“Incluso está documentado que las escamas del esturión (Acipenseridae) tienen propiedades plásticas. En este proyecto, las escamas pasan por un proceso de lavado y secado, además de dos tratamientos físicos. La mayoría de los productos ecológicos suele ser cara porque en sus procesos de elaboración se utilizan síntesis químicas, lo que aumenta sus costos. El proceso que desarrollamos solo utiliza procesos físicos de temperatura y compresión”.
La estudiante de la maestría en diseño e innovación señaló que, con el apoyo de la doctora especialista en gestión de la innovación, Sandra Hernández López, se diseñaron pastillas con diferentes composiciones y texturas. “Obtuvimos algunas composiciones similares al plástico y papel. Lo que logramos fue generar diferentes tipos de materiales, algunos muy resistentes. Esto nos permite pensar en envases o embalajes para alimentos en los que se utilizaran adhesivos también elaborados con pescado”.
Resaltó que una de las ventajas de este proyecto es que la materia prima para la elaboración de estos materiales es subproducto de la industria pesquera, que actualmente no tiene utilidad.
“Actualmente tenemos estos materiales en proceso de análisis químico para descartar la presencia de compuestos tóxicos como mercurio (Hg), plomo (Pb), arsénico (As) o cadmio (Cd), aunque resulta algo improbable, ya que en los procesos de producción de tilapia del campus Amazcala —que es donde estamos obteniendo las escamas— los peces no están expuestos a ningún contaminante. El proceso ya se encuentra en proceso de patente, la idea es generar empresas enfocadas en la fabricación de materiales para empaque y embalaje”.
Y nos vamos con la sugerencia musical de uno de nuestros seguidores que tiene la piel llena de escamas. ¡Gracias, Milo!
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