El oceanógrafo Carlos Duarte y su equipo internacional han diseñado los sensores tiritas, unos dispositivos milimétricos, indoloros para el portador, biodegradables, baratos y capaces de tomar datos, analizarlos y transmitir los resultados en tiempo real que se probarán por primera vez en los ejemplares del Oceanogràfic, según informa el centro valenciano.
“Hasta ahora la exploración de los mares se hacía mediante grandes buques que hacían un muestreo al azar en una cuadrícula imaginaria, pero ahora hemos desarrollado una nueva generación de sensores revolucionarios que, acoplados a animales marinos, permitirán una exploración exhaustiva de los océanos y la salud y movimiento de los animales como nunca antes se ha hecho: utilizando a sus propios habitantes como guías para que nos ayuden a comprender el océano tal como ellos lo perciben y utilizan”, explica el oceanógrafo Carlos Duarte.
Duarte dirige este proyecto internacional, que se encuadra dentro de la Iniciativa de Sensores que ha puesto en marcha la Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología (KAUST, en sus siglas en inglés) de Arabia Saudí, de la que él es investigador principal y director del Centro de Investigación del Mar Rojo de esa institución. Desde su comienzo, en 2016, el objetivo de CAASE es diseñar dispositivos que obtengan gran cantidad de datos de monitorización fisiológica, etológica, ambiental y ecológica con la que se pretende alimentar el big data necesario para explorar los océanos y su biodiversidad. “Con ello, no sólo pretendemos acelerar nuestra capacidad de observar y detectar los cambios en el océano, sino también comprender cómo las actividades humanas impactan sobre los animales marinos”, explica el que, entre otros muchos reconocimientos, nacionales e internacionales, cuenta con el Premio Rey Jaime I.
“La novedad no sólo consiste en que hayamos reducido mil veces el tamaño de los sensores, hasta alcanzar las dimensiones de, en algunos casos, la cabeza de un alfiler; sino que son wearables y se colocan en todo tipo de animales marinos como si fueran tiritas”, cuenta Duarte. Esto permite monitorizar un amplio espectro de especies –aves, mamíferos, crustáceos…- y, en función de sus hábitats y comportamientos, tener acceso a entornos hasta ahora inalcanzables técnicamente con las tecnologías convencionales. Además, estos dispositivos son capaces de medir gran cantidad de parámetros ambientales y del portador, como su nivel hormonal -que puede ser indicativo de situaciones de estrés ante cambios externos o comportamientos humanos-. Los pequeños sensores además pueden almacenar datos, procesarlos y transmitirlos en tiempo real a través de una nueva generación de antenas casi inapreciables. También cuentan con una batería y se autoabastecen de energía aprovechando las corrientes marinas y el movimiento del animal.
Esta tecnología pionera supone también una mejora económica sustancial frente a las técnicas tradicionales de muestreo. “Si cada día de trabajo de un buque oceanográfico puede suponer alrededor de 30.000 euros”, estima Torner, la posibilidad de poder tener algunos de estos nuevos sensores simplemente imprimiéndolos en papel, supone un coste de producción unitario por debajo de un euro, explica Duarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario