UE versus Lamprea. No cabe un inepto más a bordo

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DRAE, 22.° edicción:
inepto, ta.
     2. Necio o incapaz.
necio,cia.
      1. Ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber.
incapaz.
      3. Que no es capaz, por su naturaleza o por decisión de su voluntad.

Cada vez que en Bruselas alguien abre la boca para hablar de pesca el desasosiego recorre la costa como la sombra de un trol, que convierte el día más soleado en una noche sin luna, como una niebla densa, que desorienta y acojona incluso a los viejos lobos de mar porque pueden oler el peligro infiltrado entre la humedad de sus intenciones.
Los marineros artesanales, españoles y portugueses, que se dedican a la pesca de la lamprea en el último tramo del río Miño ya pueden ver  la sombra del trol y oler las intenciones de la niebla a lo lejos, ¿o más bien cerca?.

La amenaza sobre la aplicación, también a las redes de lamprea, del Reglamento de redes de enmalle a la deriva se convierte en el último despropósito de este selecto grupo de mentes privilegiadas que al amparo de una norma bien intencionada terminará por sesgar el futuro de una nueva generación de pescadores artesanales perdidos en una esquina de Europa. La ineptitud, que no permite ir más allá de la mera abstracción del lenguaje jurídico a la élite burocrática de la vieja Europa, reina, una vez más, en los suntuosos despachos de la Unión Europea perfumados con Chanel y no con salitre.

Parlamento europeo

El reglamento que prohíbe la utilización de redes de enmalle a la deriva se sustenta sobre una sólida base forjada en el respeto al medioambiente y en la protección de especies como las tortugas, las aves, los cetáceos (delfines y ballenas), etc. Se sustenta sobre el sentido común, que dicta sentencia a favor de la erradicación de artes de pesca que de forma indiscriminada ponen en peligro la salud de  los ecosistemas. Se sustenta en unos principios de sostenibilidad, a los que de ninguna manera agreden el ancestral oficio de pescar lampreas en el Baixo Miño.

No se conoce que las tortugas entren en el río Miño a desovar, ni que los delfines se distraigan exfoliando sus delicadas pieles en algún confortable balneario a la altura de San Miguel de Tabagón,
ni que las ballenas dispongan por detrás de  "A Ínsua" de ningún  lugar para el esparcimiento previo a su orgía reproductiva. Nada. Solo unas pocas de lampreas que cada año llevan un trozo de pan a los hogares de los sufridos marineros artesanales de la zona. No hay descartes, no hay pesca accidental, no hay daño alguno más allá de las cuatro lampreas que consiguen subir a bordo de sus gamelas antes de que se les escurra de las redes.

¿Es desafección? ¿Es ineptitud? Lo cierto es que sea lo que fuere profundiza en la brecha existente entre los pescadores y los legisladores. Bueno sería, ya que los pescadores artesanales no pueden permitirse perfumes caros, que los burócratas bajasen más a menudo por los muelles y se impregnasen del olor a la madera húmeda, al pescado fresco, a las redes mojadas y que sintieran orgullosos los duros callos en un sincero apretón de manos.

Habeas Corpus.