Los hemos visto avanzar jugando a la vera de los barcos, o jugando a ser los guías en proa y más de una vez nos hemos preguntado cómo hacen para nadar tan rápido. No somos los únicos, los científicos también han buscado el secreto que guardan los delfines para alcanzar esas cotas de velocidad.
En el año 1930 el científico británico James Gray concluyó que se trataba de algún juego en la mecánica de fluidos que permitía al animal avanzar rápido. Se creía que el secreto residía en la piel del delfín que podía reducir el rozamiento y aumentar la velocidad. No se consideraba una idea descabellada puesto que el tiburón mako posee unas diminutas escamas que le permiten tomar las curvas cerradas.
Científicos de la Universidad de Nebraska han publicado un artículo en el Journal of Experimental Biology, sobre sus investigaciones y han concluido que no hay ningún mecanismo mágico que reduzca la fricción en el agua del delfín y aún menos que el secreto esté en la piel del delfín. El quid de la velocidad del delfín reside en su potencia muscular. Pero, ¿exactamente a cuánto asciende esta potencia? Este mismo equipo de científicos había calculado en el año 2008 que los delfines empleaban una fuerza muscular entre 6 y 7 veces mayor que los mejores nadadores olímpicos, lo que suponía que era 10 veces más fuertes de lo que James Gray supuso. En un último estudio, los investigadores de Rensselaer Polytecnhnic Institute calcularon con una nueva técnica la fuerza producida por los animales cuando nadan a ritmo tranquilo; en total 549 watios que asciende a 5.400 watios cuando aceleran. El estudio demuestra, además, que como media los delfines pueden levantar unos 100 kg pero cuando se encuentran en posición vertical, sus aletas pueden soportar hasta 180 kg.
Aquí os dejamos un vídeo de las investigaciones del Rensselaer Polytechnic Institute. Como siempre, estas investigaciones pueden ser aplicadas al desarrollo de tecnología que permita una navegación más eficiente.
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