Perdidos en este océano en el que por un lado nos llueven mensajes para que incrementemos el consumo de pescado, porque es sano, es proteína fácilmente digerible y nos ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, alzheimer, osteoporosis, y a mejorar nuestra memoria y capacidades intelectuales en los niños, entre otras cosas. Y por otro, ¡ojo, pare usted, cuidado! Estamos sobreexplotando los mares y hay que evitar a toda costa que la situación se agrave. Mientras no haya una web clara, directa, transparente con información contrastada científicamente y actualizada a la que los consumidores podamos recurrir para clarificar nuestras dudas, no nos queda otra que navegar entre este maremagnum de campañas. Hoy nos acercamos a tres.
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En su página web justifican la campaña indicando que en los últimos 25 años las prácticas destructivas de pesca han derivado en pesquerías menos productivas y en la pérdida gradual de empleo en las comunidades costeras así como en cambios en los comportamientos de algunas poblaciones de peces. Es cierto, quizá se han producido situaciones de abuso sobre los recursos pesqueros pero en la actualidad, y así lo reconoce el propio ICES, la explotación de los recursos pesqueros en el Atlántico Norte “ha disminuido de manera significativa durante la última década”.
Añade el organismo, que asesora a la Comisión Europea sobre las posibilidades de pesca, que muchas poblaciones de peces como el bacalao en Islandia, Bático y Barents; la platija en el Mar del Norte; el arenque en el Mar de Noruega, el Mar Báltico y el Mar del Norte, y el espadín del Báltico; se están explotando de “manera sostenible” de acuerdo a los objetivos fijados por los responsables políticos. “Las poblaciones de pescado han comenzado a mejorar”, indica y así se ha reflejado en los resultados de la negociación sobre TACs y cuotas del mes de diciembre.
Además a la hora de abordar la situación de los recursos pesqueros o los cambios en sus comportamientos habría que considerar que hay otros factores que están influyendo en el medio y que no están siendo considerados en esta campaña: acidificación, cambio climático, e impacto de otras actividades en el medio.
Seguimos navegando y caemos en la campaña que ha lanzado la Unión Europea que ya hemos mencionado en este blog. Bajo el nombre de “Inseparable”, la Comisión quiere apostar por un consumo responsable, léase como consumo de ejemplares de tamaño legal y especies que hasta ahora no tenían salida en el mercado. En esta campaña, se pone sobre la mesa la existencia de las ecoetiquetas en el mercado y, con relación a este polémico tema al que la Unión Europea parece querer quedar al margen, la Comisión insta al consumidor a que sea él quien se informe de los diferentes certificados y escoja según sus preferencias. Un lavado de manos en toda regla.
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Además de los patrocinadores de la campaña en general (Planete de Mer y IUCN), muchos de los colaboradores de estas instituciones tanto a nivel regional como nacional se han adherido a la campaña Mr. Goodfish, tal es el caso Lonja de A Coruña y Pescaldía en España, así como pescaderías y cadenas de venta al por menor y restaurantes estrellas Michelín. El objetivo es cubrir la cadena de custodia de la mar al plato.
Mr. Goodfish trata de cubrir ese gap existente en el mercado entre la oferta y el desconocimiento por parte del consumidor de cómo se preparan ciertas especies y dar información sobre las especies para que no todo sea sota, caballo y rey, aunque en este caso no sea merluza, rapante y sardina.
Al final preferimos resumirlo en una palabra: responsabilidad. Sea responsable cuando sale a la mar a pescar, sea responsable cuando va a comprar al mercado y sea responsable, también, cuando se embarca en una campaña de comunicación o plantea las normas que los pescadores han de cumplir. Seguro que aplicando esta regla de sentido común la actividad pesquera y los recursos pesqueros que explotamos se moverán en la franja de la sostenibilidad.
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