Cinco miradas ausentes viajan con el viento del sureste
mientras las manos laboriosas se encargan de los anzuelos.
La luna los observa desde el oeste e impulsa sus sueños
desde la popa del barco hasta el corazón de su gente.
La noche transcurre en silencio.
Aparicio se encuentra en la playa, sentado en la arena,
con sus pies en el agua y con una mano que acaricia
con suavidad su poderosa espalda a la vez que una tenue voz
le susurra un bolero, rozando con los labios su canosa barba.
La noche transcurre en silencio.
Catacora entra sigiloso en el cuarto de sus pequeños.
Ya es tarde para contarles un cuento de calamares gigantes,
de ballenas asesinas o de tiburones de dientes punzantes,
pero no lo es, con la ayuda del viento, para posar sobre sus mejillas un cariñoso beso.
La noche transcurre en silencio.
Maceo se ruboriza
porque desconoce los pasos de un inolvidable
merengue que con maestría intenta, en su primer baile,
entre tropezones, guiarle Ana
La noche transcurre en silencio.
Al Cuchara, que lucha por mantener la atención y la calma,
le explota en su interior un fuego que le quema
como la lava. No lo ahogan los anzuelos, ni las boyas,
ni la Luna, ni la carnada… se aviva con la fuerza
de una pérdida tan cruel como inesperada.
La noche continúa callada.
Manuel se enfrenta al silencio, que con la complicidad
del viento, lo transporta a la soledad de su casa.
lo hace con una balada, que todos con interés escuchan,
regresando las sonrisas y las bromas un día más a la “largada”.
por Balueiro
Aquí os dejamos un vídeo de cómo se larga el palangre con una melodía vacilona:
No hay comentarios:
Publicar un comentario