A dos millas de la costa
se transforma el color de las montañas,
de la ría, de las lomas, de las Cíes y de tu sonrisa
según las mire; desde la proa o desde la popa.
Nunca es la misma distancia
a dos millas de la costa.
La belleza de Silleiro por la proa empuja al olvido
a una despedida ya lejana; a un golpe de mar traicionero;
a una larga ausencia por generaciones heredada
cuando cantan las aves el cercano reencuentro
a dos millas de la costa
El desgarro de Toralla por la popa a dos millas de la costa
intenta congelar el tiempo y la distancia.
Y cambiar una infancia de carreras por las rocas
por unas tardes tumbados entre álamos y trigales.
Y secuestrar tu dulce mirada que jamás me permite olvidar
que pronto veré de nuevo a mi tierra por la proa
a dos millas de la costa
por Balueiro
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