miércoles, 12 de febrero de 2014

Fondeado en bahía

Foto: Antonio Lomba

…y al caer el sol por el horizonte,
como una orquesta bien dirigida por el viento,
se mueven al unísono las proas, entre el norte y el sureste,
en el fondeadero de la bahía de Chimbote.

En un adagio dibujado por las luces sobre la Mar
timbales y trombones, lentos, con su habitual pausa,
mantienen disciplinados su posición
como indica en su pentagrama la fortaleza de sus anclas.

Y se despiertan los pequeños violines con la noche,
Y salen del sutil aletargo de los oboes levantando amarras.
Ejercitan sus dedos, afinan sus cuerdas y repasan la partitura
mientras esperan la orden de entrar en el allegro de la pesca.
Y salen para afuera alborotando el patio de butacas
cuando el Sol ya se escapa, y empieza la fiesta de las escamas.

Y llega la niebla cuando la bahía duerme.
Y la batuta nos pone a todos con proa del este.
Sabia nos enseña siluetas de mástiles; arpas gigantes
que crean notas de amor iluminadas por miles de mecheros
que surgen de la nada, a lo lejos, en tierra, en el desierto.

Y te veo, en medio del silencio de la bahía.
Y te escucho, en medio de la oscuridad del ausente.
Y te siento, cuando ya termina el concierto;
cuando amanece.
por Balueiro

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