jueves, 30 de enero de 2014

Atadeira

Foto: Páxinas da Guarda
Alcanza al Sol, en la mañana,
próximo al horizonte,
la Luna de febrero menguada.
Me sonríe iluminada,
y con los ánimos de las olas, a mi paso,
camino de la chabola,
de bracero con mi hermana,
me recuerda que mi marinero, pronto,
llenará el vacío que su ausencia me causa.

Engañada solamente por un baile
que no cesa, entre agujas de coser y mallas,
busco, tocando estas redes
que por sus manos en la Mar pasaron,
encontrar su tacto, y,
soñar,
que algún día permanecerá a mi lado;
que no volverá a navegar;
que a esa sal que ha heredado, un día
no la amará y jamás volverá a decirme:
-Mañana me embarco-.

Despierto sobre las rocas;
Es un atardecer oscuro y malhumorado;
son los celos de la Mar,
que agitada y nerviosa
no está dispuesta a aceptar el hurto
que entre redes he soñado.

¡No me vuelvas a ilusionar, Luna menguada,
Que tus besos
al amanecer, son en la tarde puñaladas!

por Balueiro

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