¿Magia? No, los investigadores lo explican científicamente en Nature en un artículo en el que explican que al inyectar burbujas de aire con una jeringuilla y agitar el recipiente, las burbujas se hundían. De esta forma, logran presionar el líquido hacia el centro del recipiente tanto por arriba como por abajo, confiriéndole la capacidad de levitar.
Pero como siempre en física todo es cuestión de fuerzas pero si se rompe el equilibrio entre estas, todo se hunde ya que las vibraciones verticales aplicadas son el quid de esa flotabilidad boca abajo. Y aunque son necesarias futuras investigaciones, este descubrimiento podría tener aplicaciones en el transporte de gases o líquidos.
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