Tal vez el silencio del Mar esconda una lágrima,
parida entre tú y yo,
entre el dolor y la distancia; y cuando
intenta elevar su voz,
se le quiebra, percibiendo como nos separa.
Quizás el Eterno Dios Azul torna
a gris cada mañana
sencillamente para decirnos con tristeza
que el tiempo pasa.
Quizás cada noche, cuando en sus aguas
oscuras me muestra tu rostro
reflejado en una inquietante calma,
simplemente, intente decirnos que el tiempo pasa.
Tal vez su silencio busque alejarme
de su transparente alma,
que con angustia vive, entre nosotros,
la distancia,
mientras el tiempo de ausencias
nos desgarra y no para.
Quizás una lágrima de La Mar
humedezca nuestros cuerpos desnudos
y congele el reloj
mientras nos besamos, tumbados sobre la orilla
de nuestra eterna playa.
parida entre tú y yo,
entre el dolor y la distancia; y cuando
intenta elevar su voz,
se le quiebra, percibiendo como nos separa.
Quizás el Eterno Dios Azul torna
a gris cada mañana
sencillamente para decirnos con tristeza
que el tiempo pasa.
Quizás cada noche, cuando en sus aguas
oscuras me muestra tu rostro
reflejado en una inquietante calma,
simplemente, intente decirnos que el tiempo pasa.
Tal vez su silencio busque alejarme
de su transparente alma,
que con angustia vive, entre nosotros,
la distancia,
mientras el tiempo de ausencias
nos desgarra y no para.
Quizás una lágrima de La Mar
humedezca nuestros cuerpos desnudos
y congele el reloj
mientras nos besamos, tumbados sobre la orilla
de nuestra eterna playa.
por Balueiro
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