Seguimos navegando, buscando la solución al enigma que nos han planteado los
espadas en estas lunas. Cuando no los encontramos en una zona adoptamos una
actitud proactiva y nos movemos y buscamos y buscamos... Y fallamos. No aparecen.
A diario leo las noticias de lo que sucede en nuestro país. Mi hija me las envía porque sabe que agradezco estar informado. En este momento ya tengo dudas de que eso en la mar sea bueno porque en mi mente se han mezclado las noticias con mi trabajo en una idea que me llena de inquietud. Lo peor es que le he encontrado una palabra que me estresa, aunque por su significado, debiera relajarme: rajoynización.
Es lo que creo que les ha pasado, también, a los espadas. Todo a nuestro alrededor parece rajoynizarse. Últimamente, en todo, parece que es mejor estar quieto, esperando que las cosas se arreglen, a moverse, buscando una solución.
Pienso sobre si será un alien que vino al planeta a rajoynizarnos a todos en un proceso de déjate llevar, porque si te mueves, será peor. Lo que hace unos años parecía cierto, que ser proactivo y dinámico era una virtud; ahora, ¡ojo! ¡quieto, que te pasas de frenada!; y a la inversa: cuando creas que ya te van a comer las moscas, tranquilo. Todo se arreglará. Y lo peor: así sucede.
Ignoro si la rajoynización ha invadido ámbitos de la vida cotidiana de otras personas; los míos, desde luego que sí. ¿Seré alienígena?
No hay comentarios:
Publicar un comentario