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Con dificultad sabemos que dirección tomar en cada cruce que se nos presenta en el duro camino del ecosistema más cercano a nuestras propias vidas. La duda, alimentada por el peso de la responsabilidad, nos invade, a menudo, en lo cotidiano, en lo profesional, en lo familiar; ¿cómo no va a suceder lo mismo en un asunto de tan abrumadora envergadura como el cambio climático? ¿Cómo no vamos a necesitar que la información sea transparente y unívoca?
En los últimos años, en lo que a España se refiere, la variabilidad con la que se ha informado (a la burricaxe miuda) sobre la naturaleza del cambio climático ha superado a la inestabilidad meteorológica de nuestra tierra; Galicia. Es posible que ello se deba al origen del Presidente del país, que también es gallego. Carece de importancia lo que uno piense sobre las causas del deshielo y del calentamiento global cuando un día al encender el televisor, después de una dura jornada laboral, de ingresar a un hijo con fiebre en urgencias, de angustiarse por ignorar la solución al problema que lo espera al día siguiente en el trabajo, escucha decir al Presidente Mariano Rajoy: "El cambio climático es el mayor reto medioambiental al que nos enfrentamos y nos obligará a plantearnos grandes desafíos sociales y económicos".
¡Para! ¿Cómo? Es complicado pensar con el cerebro frito al final del día, pero el Sr. Rajoy tiene la capacidad de activar las pocas neuronas que continúan despiertas a esa hora. ¿El mayor reto medioambiental? ¿No es el mayor reto, a secas? ¿Esto no será otra afirmación marianesca? ¡Claro! ¿Estará en París asesorado por su prestigioso primo, José Javier Brey Abalo? "Puede que sí, o no"
Cabe recordar la afirmación de este prestigioso físico nuclear que sirvió de guía filosófica en el asunto al primísimo, al Sr Rajoy: "...Traes a los cien mejores científicos del mundo y no te pueden decir al 100% de probabilidades si pasado mañana va a llover en Sevilla. Y hay seudocientíficos que saben lo que va a ocurrir dentro de 300 años con el cambio climático". También, Manuel Toharia en 2013 (Director de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia en 2008) apoyó al primo del Sr Rajoy con afirmaciones como esta: "En fin, pronósticos hay muchos, pero los meteorológicos suelen fallar a más de 2 o 3 días, y los climáticos, que son a más de 100 años, ni te cuento".
"Vaya cacao", piensa uno mientras mira al cubo de basura correspondiente al cristal con un bote de mermelada vacío en la mano.
Lo cierto es que nuestro Presidente desde 2007 hasta hoy no ha hecho más que confundirnos. Pasamos del "no se puede convertir el cambio climático en el gran problema mundial"; "hay que estar atentos, pero hay problemas más importantes", al "todos cometemos errores y yo cometo muchos". "Cuando uno se equivoca lo mejor es rectificar y yo he rectificado muchas veces en la vida porque me equivoco a menudo, aunque es mejor que me equivoque cuantas menos veces mejor", y nos deleita en 2015 con este último mensaje, que nos aboca, a la burricaxe miuda española, al más absoluto de los desconciertos: "El cambio climático es el mayor reto medioambiental al que nos enfrentamos y nos obligará a plantearnos grandes desafíos sociales y económicos".
Pero claro, si a la última neurona, que se mantiene renqueante, la obligamos a seguir pensando, antes de acostarnos rendidos, la cosa se retuerce todavía más, si cabe, porque la sentencia que soltó en París, teniendo en cuenta el estilo marianesco de ademán con los hombros, no contradice, tratándose del Sr Rajoy, a la hecha en 2007, dado que es posible que intencionadamente haya omitido su parte adversativa "pero hay problemas más importantes". ¿Quién lo sabe? Es Rajoystyle.
Anhelamos, que esta vez sí, que las decisiones sean claras, que la contaminación a gran escala deje de ser un valor bursátil vergonzante, que el compromiso de las grandes corporaciones e instituciones mundiales nos llegue con nitidez, porque de lo contrario, la neurona superviviente al agotador día de la burricaxe muida caerá muerta pensando, una vez más, que los causantes de la aceleración del cambio climático son los pedos de las vacas.
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