miércoles, 19 de agosto de 2015

Mariscadores por un día

Lunes 17 de agosto. Nos acercamos a la Playa de Lourido, en Pontevedra, para conocer el trabajo de las mariscadoras de la mano de la Asociación de Mariscadoras de la zona y con Raquel, su presidenta, que nos explica con toda la paciencia del mundo -y una sonrisa que no abandona en todo el recorrido- en qué consiste el día a día de estas más de 400 personas que trabajan en la zona.

El objetivo de estas visitas guiadas -organizadas a través del GAC Ría de Pontevedra- es concienciar sobre la importancia social y económica del trabajo de mariscador pero también surgen otros temas que subyacen en la mente de todos y cada uno de los ciudadanos de este país cuando se acercan a la playa. ¿Puedo coger almejas para hacerme una paella en casa? No. ¿Ni siquiera un puñadito? preguntan algunos más insistentemente. Ni siquiera un puñadito, ni dos ni tres. No deja de haber asombro por la respuesta y todos han visto, en más de una ocasión, a turistas extrayendo moluscos de las playas.

Al margen del problema sanitario que pueda derivarse del consumo de marisco sin control ni depuración -la zona a la que acudimos está catalogada como zona B y por tanto necesita depuración- se explica el porqué de la prohibición. Los más de 400 mariscadores que operan en la ría de Pontevedra y viven del marisqueo, además de las labores de extracción, realizan trabajos de limpieza de la zona, de vigilancia o de siembra; cuidan el mar y aseguran su producción durante todo el invierno, durante esos meses en los que nosotros, paratepados en nuestras casas, sin mirar hacia el mar, poco nos apetece meter los pies en la arena. Mientras, ellos han de trabajar mínimo el 70% para poder revalidar su permiso de extracción de un año para otro y el Permex es, en estos tiempos de paro, un título muy demandado que se concede por puntos.

Llegamos a la hora marcada, y gracias a que la temperatura del agua y del ambiente lo permite, podemos adentrarnos en el arenal con los pies descalzos y en bañador. Observamos el desfile de mariscadores y mariscadoras hacia la zona de extracción fijada para ese día con sus aparejos y sus trajes. Se ha establecido una cuota de 5 kilogramos de almeja japónica y 1 kilogramo de almeja fina.

Intentamos probar a extraer el molusco; un trabajo no exento de dificultad y que en tan sólo cinco minutos nos deja la espalda dolorida. ¿Cómo logran mantener la posición encorvada estas mujeres durante más de dos horas? Logramos extraer alguna almeja japónica, tras muchos descartes de tamaño, pero la fina se resiste a aparecer; hay que excarvar más profundo y todo se complica.

Poco a poco aparecen algunos ejemplares y Raquel nos explica cómo diferenciarlos y sobre todo la diferencia que existe en lonja: la fina triplica el precio de la japónica. Mientras conocemos la extracción, aprendemos sobre mareas rojas, limpieza de playas, sobre algas, sobre la alta mortandad del berberecho pero también sobre la interacción con otras especies y sobre aspectos trasversales que afectan al marisqueo y sobre los que podemos influir como la basura en las playas o la contaminación.

Nos acercamos al agua, donde los mariscadores extraen la almeja con rastros acoplados a una larga vara que han "tuneado" para intentar evitar lesiones en el hombro, pero malamente se consigue. Algunos ya han alcanzado el cupo del día pero aún así siguen buscando almeja fina de mayor tamaño que les permita obtener un mayor precio por sus capturas.


Acabada la faena nos dirigimos al punto de control donde se criban las capturas por tamaños y se reparten las notas con las capturas obtenidas por especie y categoría a cada uno de los mariscadores. Nosotros también nos vamos con nuestra nota ficticia, contentos por la remuneración de nuestra jornada.

Lo suyo habría sido finalizar el aprendizaje con la visita en horario de tarde a lonja, tal y como nos recomienda Ángeles, presidenta de la Federación de Mariscadoras, y sobre todo con una buena cata culinaria pero compromisos previos nos lo han impedido. No descartamos repetir. De momento animamos al GAC y a estas mariscadoras a seguir dando a conocer y valorizar su trabajo con este tipo de iniciativas. Lo que no se conoce, no se aprecia ni respeta y nosotros, después de esta visita, apreciamos y respetamos aún, más si cabe, el mar.

Si os animáis a vivir la experiencia, en este enlace tenéis la información de contacto. http://www.pescadoartesanal.com/quieres-ser-mariscador-por-un-dia-acompana-a-las-mariscadoras-a-la-playa/

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