martes, 11 de agosto de 2015

Aletas adheridas versus aletas en bolsas adheridas

Pixabay/Skeeze
Parece abrirse de nuevo un debate cerrado por el Parlamento europeo con la contundencia de un gancho de Mike Tyson. Luchamos lo indecible por evitar un agravio basado en una falsedad sin precedentes que asociaba cortar las aletas a bordo con la repulsiva práctica del fining. Funciona. Una mentira repetida insistentemente a lo largo del tiempo, disponiendo de los medios adecuados, se convierte en verdad a pesar del pataleo de quienes conocen la realidad. Eso no importa. Lo importante es que padecimos en nuestras carnes un contundente golpe que nos tiró a la lona en el primer round.

La burocracia exigida en este tipo de medidas, las políticas garantistas de la UE y el posicionamiento de la opinión pública, que manifiesta el rechazo social a unas prácticas que aunque falsas han conseguido vestirlas con el traje de la verdad, son las causas que harán inamovible una decisión ya tomada por los parlamentarios europeos. Podremos luchar hasta la extenuación con el fin de revertir una injusticia política que señala a una de las flotas más contraladas del mundo y gastar los escasos recursos económicos y humanos que tenemos a nuestro alcance la gente de mar en batallas que cargarán de razones a los pseudoecologistas sentados en Bruselas a razón de doce mil euros al mes; o por el contrario, podremos continuar trabajando duro en nuestra capacidad de adaptación.

Es obvio que el objetivo de quienes se han vendido a los placeres de un lecho de plumas financiado por multimillonarios como PEW poco tiene que ver con el equilibrio entre la actividad pesquera y la Naturaleza. Lo importante es el ruido y la distracción. Lo importante es marear la perdiz con una pandilla de matados que viven alejados de sus seres queridos en medio de cualquier Océano. Lo importante es que, mientras desmantelamos la pesca con la complicidad de políticos mediocres, continuaremos explotando impunemente petróleo y minas alrededor del mundo. Lo importante es que cuando acabemos con estos seguiremos con otros, con los focos alejados de nuestras plataformas.

No caigamos en el error de la queja permanente, no los dotemos de argumentos, no vayamos hacia donde nos quieren llevar…a un bucle sin fin. Estamos aprendiendo a minimizar los daños causados a bordo de los barcos. Cada día mejoramos las estibas, cada día empaquetamos con mayor eficacia el pescado, cada día nos sobreponemos al reto malintencionado que buscaba nuestra lenta desaparición, cada día que pasa es un lance ganado que desmantelará su mentira.

Sepan, señores, que más peligrosos que ustedes son los golpes de mar con fuerza diez y los meses alejados de quienes nos aprecian y nos aman. Sepan -parecen ignorarlo- que la gente de mar entiende y adora a la Naturaleza porque la vive desde dentro, no como algo externo.

Ojalá seamos capaces de mirar hacia adelante y olvidarnos de sus mezquindades políticas. Porque desde mi humilde opinión, quizás desacertada por causa de los meses que llevo embarcado, habría que darles una patada en el culo, asumir el agravio causado y no alimentar lo que a ustedes les justifica el sueldo: un debate sin fin que tenemos perdido.

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