martes, 21 de octubre de 2014

Arena: ¿dónde jugarán los niños?

Foto: Pixabay. Ben_Kerckx
¿Quién, que no haya pasado su infancia en una playa, no ha pensado alguna vez mientra jugaba con su pala que la arena era inagotable; que carecía de valor por su infinita abundancia? Pues no, parece ser que no.
La preocupación creciente a nivel internacional y los últimos informes sobre el ritmo de extracción de este antaño abundante recurso están transformando nuestros infinitos castillos de arena y barcos hundidos con la subida de cada marea en meras ensoñaciones infantiles protegidas por el recuerdo.

Según el artículo "Ladrones de arena" de Laura Höflinger publicado en El País la realidad de la situación actual dista mucho de aquel sueño de granos incontables en nuestras inocentes y pequeñas manos. Las cifras indican que se está extrayendo más arena de la que se repone. Tristemente, como siempre, las más perjudicadas son las poblaciones más débiles y necesitadas que se ven obligadas a infringir la ley para tener la posibilidad de llevar algo de alimento a la boca.

Parece que la desgracia de los desfavorecidos está al servicio, una vez más, de la obscenidad de los multimillonarios de nuestro mundo. Solo hay que ver, como paradigma de ello, la dimensión del despilfarro que de este recurso se produce en Dubai para satisfacer las excentricidades de un selecto grupo de horteras que aparcan su Rolls-Royce en la puerta de su pequeño país construido a una milla de la costa.
Además del impacto que esa extracción de arena tiene en el ecosistema, en las especies que en ella habitan y por su papel para evitar la degradación costera o el impacto de las mareas.

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