No me ha podido gustar más esta historia, sobre todo la primera parte. Me la he bebido en un día porque no podía dejar de leer sobre lo que le ocurría al “muchacho” y al parecer este libro es el primero de una trilogía que, si no me engancho mucho con otras lecturas, seguiré leyendo.
Además, el libro tiene este toque filosófico que tanto me gusta y de hecho he señalado frases a punta pala. Habla sobre la vida y la soledad –“El infierno es tener brazos y a nadie a quien abrazar”–; sobre los sueños –“no siempre hay refugio en los sueños, a veces no hay refugio alguno”–; sobre la esperanza –“Muchas veces tenemos que agarrarnos a algo para no perdernos ni caernos de cabeza, puede ser una barandilla, pero mucho mejor otra mano”–; del amor –“tenemos que ocuparnos de los que nos importan y se preocupan por nosotros”–; del autoconocimiento –“El ser humano es una criatura extraña. Ha domeñado las fuerzas de la naturaleza, ha triunfado sobre dificultades que parecían insuperables, es señor de la Tierra, pero sabe muy poco de su propia mente y sus profundidades”–; y cómo no, sobre la muerte –“Todo acaba por apagarse, los recuerdos se van borrando y todo muere”.
Una maravilla que no conocía y que realmente he disfrutado. Además creo que la historia de este muchacho continúa. Habrá que probar a ver si también me sorprende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario