"I got chills, they're multiplying
And I'm losing control
Because the power you're supplying
It's electrifying"
(Tengo escalofríos, se están multiplicando,
estoy perdiendo el control,
porque el poder que suministras
es electrificante).
Abrimos con esta letra de la pelicula Grease, mítica por su escena final con una Olivia Newton John reconvertida en rockabilly para acercarnos al futuro y al mundo de las electrificantes angulas eléctricas. Y es que investigadores de la Universidad de Michigan (EE UU) han creado un sistema a base de gotas de hidrogel, generadas por impresión 3D sobre un sustrato plástico, que imitan el funcionamiento de los electrocitos de estos peces.
¿Y esto que quiere decir? Que en un futuro se podría aplicar para generar energía en robots blandos y en implantes dentro del ser humano, explica la AgenciaSinc. “A diferencia de las baterías típicas, estos sistemas son blandos, flexibles, transparentes y potencialmente biocompatibles”, destaca el autor principal del trabajo, Michael Mayer, asociado a la Universidad de Michigan y también biofísico en la Universidad de Friburgo (Suiza).
Las características de este producto apuntan que los futuros órganos eléctricos artificiales, cuando estén plenamente desarrollados, se podrán aplicar en robots blandos, así como en la activación de implantes de próxima generación como marcapasos, biosensores avanzados o dispositivos protésicos en sistemas híbridos vivos y no vivos.
“Los órganos eléctricos de las anguilas son increíblemente sofisticados, mucho mejores para generar energía que este sistema”, reconoce Mayer, “pero lo importante aquí ha sido poder replicar los conceptos básicos del proceso".
La integración de la tecnología dentro de organismos vivos requiere fuentes energéticas que sean biocompatibles, flexibles y capaces de aprovechar la energía química del interior de los sistemas biológicos. Las baterías convencionales no se diseñan pensando en estos criterios, pero la naturaleza sí ofrece algunos ejemplos.
La naturaleza, una vez más, fuente de inspiración.
Y nos vamos canturreando...
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