Recientemente, nos sorprendía la noticia del cadáver de un cachalote varado en la isla Kapota, situada dentro del Parque Nacional de Wakatobi, en la provincia de Célebes del Sur en la zona central del archipiélago indonesio con casi 6 kilogramos de plástico en el tracto digestivo, entre vasos, botellas, bolsas y otros objetos. El cetáceo, de 9,5 metros de largo por 4,3 de ancho, contenía en su estómago 115 vasos, 4 botellas, 25 bolsas, 2 sandalias y más de 1000 trozos de cuerda, entre otros productos de plástico.
El problema es de ámbito mundial. Según la ONU, cada año cerca de ocho toneladas de plástico van a parar al mar y los pescadores de algunas zonas destinan parte de su tiempo a la recogida de basura. Es más, algunas predicciones científicas alertan de que, a este ritmo, en el año 2050 habrá más plásticos en el mar que peces. ¡Casi nada!
Y mientras esto sucede en el medio marino, en el otro lado, en el del consumo, a pesar de todo, el nivel de plásticos sigue siendo elevado. No hay más que darse una vuelta por el supermercado, donde cobran la bolsa de plástico pero no tienen ningún reparo en empaquetar en bandejas de plástico con plástico cualquier producto, la mayoría de las veces innecesariamente. Y que nosotros, como consumidores, aceptamos en nuestro carro de la compra por comodidad.
Un equipo multidisciplinar del Centro Tecnológico AINIA de Valencia en colaboración con el centro de innovación de Ecoembes en La Rioja, TheCircularLab, ha presentado el primer plástico de origen orgánico y biodegradable. Se trata de un plástico no contaminante ni en su fase de producción ni en su fase de desaparición pues se puede compostar y es biodegradable en un entorno marino.
Este material es un PHA (Polihidroxialcanoatos), un poliéster de origen natural, extraído a partir de residuos de frutas y verduras. El proceso para lograrlo es este: se tritura la materia orgánica hasta convertirla en una masa compacta que se somete a un tratamiento de hidrólisis para extraer la glucosa y a un proceso de digestión anaeróbica con el que un miciroorganismo descompone ese material. Lo obtenido ya es el biopolímero con el que equipo que lo ha desarrollado en tan solo unos meses ha conseguido elaborar botellas y bandejas para alimentación.
Hoy en día los plásticos más utilizados son el tereftalato de polietileno (PET), que es el utilizado en la mayoría de las botellas de agua; el polietileno de alta densidad (PEAD), que se usa las capas de tetrabrick; el polietileno de baja densidad (PEBD), con el que se hacen los films; el polipropileno (PP), principal componente de los envases de yogures; y el poliestireno (PS), con el que se fabrican las bandejas de fruta o verdura. Pero los bioplásticos van ganando terreno.
En este sentido, la Fundación Ellen MacArthur lanzó el Desafío de Materiales Circulares, dotado de un millón de dólares con el fin de descubrir los mejores materiales que puedan reemplazar el plástico actual. Y la ONU también destaca algunas ideas revolucionarias en su informe de alternativas a los plásticos.
Algunas de las soluciones que hemos encontrado por internet que destacan en este sentido son:
-El soporte de seis paquetes comestibles de Saltwater Brewery elaborado con subproductos de cerveza, como los restos de cebada y trigo, y que si terminan en el océano, se desintegrarán de manera segura.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCwJb5HkNfm2RhG2cTPp-OpkyEmkRSehVmK-s8y04POcA2DlLAKBJEA2hNVPJJ81D6OpgIHIXNnsSTjSL8bmb7WbCjhGz7FsPB5zBC_xmDCsO-gR4WvviEaHw-Eahb7e0PDqqjDDfrYPY/s320/Ooho+agua.jpg)
-Skipping Rocks Lab, empresa de empaques sostenibles con sede en Londres, creadora de Ooho, un envase esférico flexible, elaborado con un material que se degrada en un entorno natural en un promedio de 6 semanas y también es comestible.
- Lactips produce pellets termoplásticos solubles en agua y biodegradables a base de proteínas de la leche. El producto es una alternativa más limpia a los productos derivados del petróleo, más eficiente y sostenible para los consumidores y el medio ambiente. El material se utiliza para gránulos de jabón de ropa. El producto es soluble en agua y biodegradable.
La ONU tva recopilando los diferentes proyectos bajo el hashtag #SolucionesInnovadoras y en la web https://www.solvedifferent.eco
Y mientras esto sucede en el medio marino, en el otro lado, en el del consumo, a pesar de todo, el nivel de plásticos sigue siendo elevado. No hay más que darse una vuelta por el supermercado, donde cobran la bolsa de plástico pero no tienen ningún reparo en empaquetar en bandejas de plástico con plástico cualquier producto, la mayoría de las veces innecesariamente. Y que nosotros, como consumidores, aceptamos en nuestro carro de la compra por comodidad.
Un equipo multidisciplinar del Centro Tecnológico AINIA de Valencia en colaboración con el centro de innovación de Ecoembes en La Rioja, TheCircularLab, ha presentado el primer plástico de origen orgánico y biodegradable. Se trata de un plástico no contaminante ni en su fase de producción ni en su fase de desaparición pues se puede compostar y es biodegradable en un entorno marino.
Este material es un PHA (Polihidroxialcanoatos), un poliéster de origen natural, extraído a partir de residuos de frutas y verduras. El proceso para lograrlo es este: se tritura la materia orgánica hasta convertirla en una masa compacta que se somete a un tratamiento de hidrólisis para extraer la glucosa y a un proceso de digestión anaeróbica con el que un miciroorganismo descompone ese material. Lo obtenido ya es el biopolímero con el que equipo que lo ha desarrollado en tan solo unos meses ha conseguido elaborar botellas y bandejas para alimentación.
Hoy en día los plásticos más utilizados son el tereftalato de polietileno (PET), que es el utilizado en la mayoría de las botellas de agua; el polietileno de alta densidad (PEAD), que se usa las capas de tetrabrick; el polietileno de baja densidad (PEBD), con el que se hacen los films; el polipropileno (PP), principal componente de los envases de yogures; y el poliestireno (PS), con el que se fabrican las bandejas de fruta o verdura. Pero los bioplásticos van ganando terreno.
En este sentido, la Fundación Ellen MacArthur lanzó el Desafío de Materiales Circulares, dotado de un millón de dólares con el fin de descubrir los mejores materiales que puedan reemplazar el plástico actual. Y la ONU también destaca algunas ideas revolucionarias en su informe de alternativas a los plásticos.
Algunas de las soluciones que hemos encontrado por internet que destacan en este sentido son:
-El soporte de seis paquetes comestibles de Saltwater Brewery elaborado con subproductos de cerveza, como los restos de cebada y trigo, y que si terminan en el océano, se desintegrarán de manera segura.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCwJb5HkNfm2RhG2cTPp-OpkyEmkRSehVmK-s8y04POcA2DlLAKBJEA2hNVPJJ81D6OpgIHIXNnsSTjSL8bmb7WbCjhGz7FsPB5zBC_xmDCsO-gR4WvviEaHw-Eahb7e0PDqqjDDfrYPY/s320/Ooho+agua.jpg)
-Skipping Rocks Lab, empresa de empaques sostenibles con sede en Londres, creadora de Ooho, un envase esférico flexible, elaborado con un material que se degrada en un entorno natural en un promedio de 6 semanas y también es comestible.
- Lactips produce pellets termoplásticos solubles en agua y biodegradables a base de proteínas de la leche. El producto es una alternativa más limpia a los productos derivados del petróleo, más eficiente y sostenible para los consumidores y el medio ambiente. El material se utiliza para gránulos de jabón de ropa. El producto es soluble en agua y biodegradable.
La ONU tva recopilando los diferentes proyectos bajo el hashtag #SolucionesInnovadoras y en la web https://www.solvedifferent.eco
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